Ecologismo en Ibiza

Naturaleza viva

La riqueza ecológica de Ibiza y Formentera es uno de los tesoros naturales más preciados de las islas. Las Pitusas cuentan con distintas áreas protegidas por las instituciones públicas. Los grupos ecologistas locales como el Grup d’Estudis de la Naturalesa, GEN, o Amics de la Terra, trabajan también en su protección. La propia población isleña es consciente asimismo de la importancia de estos tesoros naturales y adopta en consecuencia una actuación de respeto y promoción. Las instituciones han catalogado diferentes zonas como Áreas Rurales de interés Paisajístico, Áreas Forestales de Alto Valor Ecológico y Áreas Naturales de Especial Interés donde se protegen las especies vegetales y animales endémicas y los ecosistemas singulares. El Parque Natural de ses Salines, al sur de Ibiza, es una de estas zonas con unos altos índices de biodiversidad y numerosos endemismos. La cordillera de es Amunts, en el Norte de la isla, es otro espacio natural con unas características naturales excepcionales, donde se conservan especies vegetales y animales desaparecidas en otras zonas. El paisaje de es Amunts se mantiene como era siglos atrás. La excelente sostenibilidad entre las poblaciones humanas y el medio ambiente se hace evidente asimismo en otros puntos de la isla, como Cala d’Hort y las playas de Comte, en la costa; sa Serra Grossa y ses Feixes, en el interior.

Posidonia en Ibiza

La posidonia oceánica es una planta endémica del Mediterráneo. Estas praderas equivalen en el mar a los bosques en tierra y son el ecosistema más importante del Mediterráneo. Desde 1999 forman parte de los elementos naturales protegidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. En las Pitiüses cubren los fondos marinos del Sur de Ibiza y el Norte de Formentera y se extienden a lo largo de unos 750 kilómetros cuadrados en las costas y fondos baleares. Las raíces, tallos, hojas y frutos de estas plantas (que todavía hoy muchos confunden con un alga) aportan importantes beneficios al ecosistema pitiuso. Por un lado crean unos arrecifes que hacen la función de barrera y por otro ayudan a evitar la erosión de las playas y sus dunas a través de las hojas muertas que ralentizan el efecto de las olas. Las praderas de posidonia oceánica aportan oxígeno y materia orgánica y gracias a ello son el hábitat de numerosas especies vegetales y animales, por lo que estas praderas tienen un valor biológico esencial. Incluso especies en extinción como la tortuga boba (Careta careta) está relacionada con estas plantas, además de moluscos y caballitos de mar, entre otros tantos animales marinos.